lunes, 11 de enero de 2016

EMBARAZO Y DROGAS: LA COMBINACIÓN MÁS TEMERARIA.

Resulta de vital importancia que una mujer embarazada se muestre informada, concienciada y sensibilizada sobre las fatales consecuencias que puede desencadenar el consumo de cualquier tipo de droga a lo largo del embarazo en su bebé.
La raíz del problema está en que cuando una mujer embarazada consume drogas está provocando que el feto comience a sentir los efectos de dicha sustancia puesto que, como es sabido, existe una conexión directa entre la madre y el bebé, lo que provoca el riesgo de que el feto genere dependencia. Así, las drogas más habituales como son la marihuana, el tabaco, el alcohol, la cocaína y la heroína provocan una serie de importantes consecuencias en el desarrollo del bebé, tanto físicas como psicológicas.
Alguna de estas consecuencias son la escasez de oxígeno y nutrientes que llegan al embrión (ésto puede desembocar en un cuerpo más pequeño de lo habitual a la hora del nacimiento, incluso un cerebro de menor tamaño a lo normal). El consumo de drogas, además, aumenta notablemente el riesgo de sufrir un aborto.
Una vez nacido, es habitual que el bebé sufra un desarrollo alterado, con trastornos de coordinación motora, hiperactividad, ligero retraso mental, problema de relación y autocontrol, fallos cardíacos, malformaciones, entre otras cosas.
Así, ser madre implica una tremenda responsabilidad, desde el momento del inicio del embarazo. La madre es la responsable de cuidar y velar por el mantenimiento de la salud de su hijo, para que pueda aspirar a un desarrollo pleno y saludable, sin ningún tipo de dependencia a estas sustancias cuyo consumo, evidentemente, no ha sido elección del embrión.
                                                      

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